Somos un organismo argentino que busca promover, sostener y defender la plena vigencia de los Derechos Humanos y continuar el legado de Memoria, Verdad y Justicia de sus fundadorxs.
Maria Isabel Chorobik de Mariani, “Chicha” (presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo hasta 1989), junto a otras abuelas y compañerxs de causa, fundaron esta Asociación el 10 de febrero de 1996.
Otra integrante fundamental de nuestra entidad y presidenta en varios periodos es Elsa Pavón, abuela de la primera nieta de desaparecidos restituida a la familia biológica en 1984.
Somos un organismo argentino que busca promover, sostener y defender la plena vigencia de los Derechos Humanos y continuar el legado de Memoria, Verdad y Justicia de sus fundadorxs.
Maria Isabel Chorobik de Mariani, “Chicha” (presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo hasta 1989), junto a otras abuelas y compañerxs de causa, fundaron esta Asociación el 10 de febrero de 1996.
Otra integrante fundamental de nuestra entidad y presidenta en varios periodos es Elsa Pavón, abuela de la primera nieta de desaparecidos restituida a la familia biológica en 1984.
Una de nuestras prioridades ha sido y sigue siendo la búsqueda de niñxs privadxs de identidad. Tenemos, a su vez, como objetivos: la construcción de la memoria colectiva, el asesoramiento en derechos humanos y la defensa del derecho a la identidad.
La Asociación trabaja cotidianamente en pos de la construcción de la memoria junto a las nuevas generaciones en la Casa Mariani Teruggi; en la búsqueda de justicia por los crímenes cometidos durante la última dictadura; en el acompañamiento de personas que buscan sus orígenes y en la preservación de fuentes documentales y testimonios referidos a los acontecimientos históricos que atravesaron a nuestro país y el mundo desde los años ´60.
Entre los integrantes fundacionales de la entidad y presidenta en varios periodos de la asociación, además de Chicha, quien fuera la fundadora y presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo hasta 1989, participa desde sus inicios Elsa Pavón, abuela de la primera hija de desaparecidos restituida a la familia biológica en 1984.
El nombre de esta Asociación nos habla de dos niñas víctimas: la primera recuerda aquella leyenda de la princesa guaraní que endulzaba con su canto y luego de arder en la hoguera a manos de los españoles se transformó en la hermosa flor del ceibo, nuestra flor nacional; y la segunda, Clara Anahí, fue secuestrada de su casa por la fuerzas conjuntas de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Aún la seguimos buscando.
Ambas niñas fueron víctimas de planes de exterminio. Ambas, rescatadas por el canto memorioso de las abuelas. Chicha Mariani, junto a otras personas que conformaron la Asociación, escuchó cantar a su querida amiga y compañera de luchas, la abuela Elsa Pavón, la popular canción “Anahí” que portaba aquel primer relato. Y así nació el nombre de la organización.
Pensarnos en la historia de nuestro pueblo, es una forma de resistencia. La colonización se perpetúa en cada pibx asesinado por el Estado aún en democracia, en cada estigma racista que lo promueve.
Tenemos el deber ético de romper el pacto de silencio, de escuchar lo que nos dice la Casa Mariani Teruggi y este nombre, Anahí, sabiendo que es una experiencia transformadora. Y de preguntarnos qué lazos podemos construir para promover memoria, verdad y justicia.
Elsa Pavón recuerda y canta a capella la canción Anahí que le dio el nombre a la asociación.
La mariposa es el logo de la Asociación desde su nacimiento. La imagen recuerda la leyenda azteca que dice que cuando un guerrerx muere, su alma se convierte en mariposa para acompañar a lxs que siguen luchando.
Cuando Diana y Daniel compraron la casa en 1975, en ese patio ya había un limonero: testigo privilegiado durante el ataque. Pudo ser Daniel Mendiburu Elicabe quien cayó muerto junto a él. Un ex conscripto declaró en el juicio Circuito Camps haber visto a su lado unos anteojos de marco grueso, y en sus ramas jirones de camisa ensangrentados.
También Diana pudo haber corrido con su beba en brazos por este patio, antes de ser asesinada. Aunque hay quienes creen que Clara Anahí quedó resguardada en la bañera. Se sabe que Diana fue acribillada por la espalda y cayó al pasto cerca del limonero.
El 10 de febrero de 1996 la Asociación Anahí fue fundada pero la primera comisión directiva se oficializó tres años más tarde.
El 24 de noviembre de 1999 se realizó el acto de presentación de la Asociación en la Casa Mariani Teruggi, ya sitio de memoria.
Chicha Mariani recordó aquel limonero y junto a Elsa Pavón, Mirta Baravalle y otras abuelas y compañerxs realizaron el primer acto que dio vida a la Asociación Anahí: una siembra, la de un nuevo limonero que pudiera darle aroma y color a la casa.
El 13 de agosto de 2022, en el acto por el 45 cumpleaños de Clara Anahí en ausencia, desde la Asociación Anahí sembramos un nuevo limonero en el mismo lugar en el que estuvieron los dos anteriores.
Elsa Pavón es la histórica presidenta de la Asociación Anahí junto con Chicha Mariani.
Así se hizo “abuela”:
El 18 de mayo de 1978, en Montevideo, Uruguay, desaparecieron a su hija Mónica Sofía Grinspon, su yerno Claudio Ernesto Logares y su pequeña nieta, Paula, que en ese momento tenía 23 meses de vida.
Mónica y Claudio, junto a su pequeña hija Paula, vivían en Uruguay desde mayo de 1977. Los tres fueron secuestrados en Montevideo, en la calle Daniel Fernández Crespo entre Paysandú y Cerro Largo, frente al ex cine Miami al bajar de un colectivo un día feriado en que habían salido de paseo. Desde ese momento Elsa comenzó la búsqueda.
Los hermanos de Mónica viajaron de inmediato a Montevideo para realizar las primeras averiguaciones, pero no consiguieron ningún dato. Una semana después lo hizo Elsa, quien estuvo casi diez días buscando por todas partes, sobre todo a la nena, pensando que podía estar en algún orfanato o con alguna ama de cría. Tampoco ella obtuvo resultados.
A partir de la tarea de búsqueda se encontró con otras abuelas en un Juzgado de Menores, una de ellas era Chicha Mariani, y se integró a la naciente Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo.
Cuando comenzaron a buscar internacionalmente a los chicos, la abuela uruguaya Angélica Julien llevó a la organización Clamor, en Brasil, unas fotos que le dieron en Uruguay. Esas fotos le fueron entregadas a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, en 1980, y en ella reconocen a Paula. La foto tenía el nombre de una mujer uruguaya que tenía a la nena y también la dirección. Estaba residiendo en Argentina y viviendo en pareja con un policía. Fueron a la dirección de la mujer que figuraba en la foto. En el lugar Elsa alcanzó a ver a Paula y la reconoció; su nieta en ese momento tenía cuatro años. En 1980, todavía no se podía hacer mucho y mientras pensaban cómo hacer la denuncia, el matrimonio se mudó y la niña se perdió nuevamente.
En 1983, con la apertura política en Argentina, se pudieron publicar las fotos de los desaparecidos en diarios, revistas y en la calle. Es entonces que una persona que vivía en el mismo edificio que Paula y sus captores llamó e indicó que la niña que estaban buscando se hallaba en la calle Fraga 488, en el barrio de Chacarita.
Había sido apropiada por el matrimonio formado por Rubén Luis Lavallén y Raquel Teresa Leiro Mendiondo gracias a un certificado de nacimiento firmado por el médico de la policía Jorge Vidal.
Lavallén era subcomisario de la Brigada de Investigaciones de San Justo. A ese centro clandestino de detención llevaron a Mónica, Claudio y Paula después de su secuestro en Montevideo.
Después de presentada la denuncia, el 13 de diciembre de 1983, trabajaron un año para poder recuperar a Paula, que volvió con su familia 10 años después, el 13 de diciembre de 1984.
En ese momento todavía no había análisis hemogenéticos, sino que se hablaba del parecido físico y de la historia de los niñxs. Paula era muy parecida a su mamá y a su abuela, así que con todos esos elementos empezaron una pelea muy desigual con la Justicia.
En ese momento, las Abuelas lograron lo que estaban buscando, la forma de poder identificar a los chicos que encontraban.
El índice de abuelidad en los análisis hemogenéticos es el que permite reconocer a una criatura en ausencia de los padres. Se arma todo el mapa genético con los familiares que están y con esos datos se realiza la identificación.
Cuando se pudo demostrar que la niña era Paula Eva Logares, que en ese momento se llamaba Paula Luisa Lavallén, empezó una tarea más fuerte para poder recuperarla.
El policía que la tenía decía que la había criado y que tenía derechos. Elsa decía que no era una niña abandonada, sino que había sido robada y que era ella quien tenía el derecho de recuperar su identidad, su familia y su verdadera historia.
Para que Paula recuperara todo, hablamos de la recuperación de su identidad, de que le devolvieran todo lo que le habían quitado jurídicamente, siguieron 12 años de lucha a nivel judicial.
Un tiempo después, gracias a un testimonio brindado en Canadá, una persona recordó haber visto a los padres de Paula en el centro clandestino de detención Pozo de Banfield. Según el testimonio, Mónica contó que antes había estado en la Brigada de Investigaciones de San Justo. Esto permitió unir el momento de la apropiación de la niña.
Paula Logares fue la primera niña identificada por genética y el primer caso en que la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo logró la restitución a su familia biológica de un hijx de desaparecidxs que había sido apropiado por un matrimonio con vínculos con el régimen militar.
Causa por apropiación de menores contra Jorge Rafael Videla; Operación Cóndor; Brigada de Banfield; Brigada de San Justo; Juicio por la Verdad de La Plata; Audiencia Nacional de España y Operación Cóndor en Italia.