La casa de la calle 30. Una historia de Chicha Mariani (Tusquets, 2022)
“Por el bulevar que Daniel tantas veces transitó durante su juventud, festoneado de fresnos y tilos, avanza hacia su casa la caravana de la muerte. Disponen retenes en un radio de 200 metros, para que no salga ni entre nadie. Daniel ha pasado por ahí unos minutos antes. Frente al número 1134/1136 de la calle 30, estaciona un camión blindado y apunta la culata hacia la puerta del garaje y el jardín delantero. De la caja del camión saltan decenas de hombres que se despliegan, sigilosamente, por los techos de las casas vecinas.
En pocos minutos, tienen en la mira todas las ventanas y puertas. Apoyan los dedos en el gatillo y esperan la orden de disparar. Dentro de la casa, hace algunos minutos, los operarios de la imprenta se lavaron las manos entintadas y se sentaron a la mesa. Diana tiene apuro: quedó con su suegra que llevará a Clarita a la una y media, y entre las tres y las cuatro de la tarde tiene que buscar a la pequeña María Cecilia Porfidio. Entusiasmado por la visita de su hija, Abel tal vez propuso celebrar con un asado al día siguiente. Diana deja en la mesa la fuente de tallarines. En ese momento, se oye un acople corto del megáfono al encenderse, como el chillido de una rata, y una voz metálica interrumpe el último almuerzo:
—¡A los de la vivienda de 30 número 1134, salgan con las manos
en alto! ¡Están totalmente rodeados por efectivos de las fuerzas conjuntas!”
…