Cuando comenzaron a buscar internacionalmente a los chicos, la abuela uruguaya Angélica Julien llevó a la organización Clamor, en Brasil, unas fotos que le dieron en Uruguay. Esas fotos le fueron entregadas a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, en 1980, y en ella reconocen a Paula. La foto tenía el nombre de una mujer uruguaya que tenía a la nena y también la dirección. Estaba residiendo en Argentina y viviendo en pareja con un policía. Fueron a la dirección de la mujer que figuraba en la foto. En el lugar Elsa alcanzó a ver a Paula y la reconoció; su nieta en ese momento tenía cuatro años. En 1980, todavía no se podía hacer mucho y mientras pensaban cómo hacer la denuncia, el matrimonio se mudó y la niña se perdió nuevamente.