Los hermanos de Mónica viajaron de inmediato a Montevideo para realizar las primeras averiguaciones, pero no consiguieron ningún dato. Una semana después lo hizo Elsa, quien estuvo casi diez días buscando por todas partes, sobre todo a la nena, pensando que podía estar en algún orfanato o con alguna ama de cría. Tampoco ella obtuvo resultados.
A partir de la tarea de búsqueda se encontró con otras abuelas en un Juzgado de Menores, una de ellas era Chicha Mariani, y se integró a la naciente Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo.