El policía que la tenía decía que la había criado y que tenía derechos. Elsa decía que no era una niña abandonada, sino que había sido robada y que era ella quien tenía el derecho de recuperar su identidad, su familia y su verdadera historia.
Para que Paula recuperara todo, hablamos de la recuperación de su identidad, de que le devolvieran todo lo que le habían quitado jurídicamente, siguieron 12 años de lucha a nivel judicial.
Un tiempo después, gracias a un testimonio brindado en Canadá, una persona recordó haber visto a los padres de Paula en el centro clandestino de detención Pozo de Banfield. Según el testimonio, Mónica contó que antes había estado en la Brigada de Investigaciones de San Justo. Esto permitió unir el momento de la apropiación de la niña.